Los guantes, un accesorio con tintes artesanos

Aunque hoy en día no se trate de un complemento de uso generalizado, hubo un tiempo en el que cualquier mujer e incluso cualquier hombre que aspirase a salir de casa con un atuendo elegante no podía olvidar sus guantes. Me refiero, sobre todo, al siglo XIX. En esa época eran accesorios existentes en todo tipo de modelos, colores y longitudes. Imaginaos si eran piezas importantes que se consideraba incluso que una dama no estaba completamente vestida si carecía de ellos. Y aunque en ese siglo comenzaron ya a desarrollarse con fuerza las fábricas y su producción, muchos guantes siguieron fabricándose enteramente a mano, y además, en tejidos diferentes según la época del año de la que se tratase, puesto que si en invierno resultaban ideales los fabricados en lana para combatir el frío, un precioso vestido veraniego podría completarse con unos realizados en lino o en algodón, que aportarían un toque chic.

Teniendo en cuenta que hasta no hace tantos años, una mano morena y curtida por el sol se consideraba antiestética y se asociaba a personas de clase baja, las mujeres de la aristocracia prácticamente no se quitaban los guantes para nada, y para las de clase inferior eran considerados auténticos signos de prestigio, ideales como regalo para una mujer. La moda, obviamente, también fue variando: hubo temporadas en las que predominaban los de tonos oscuros en contraste con atuendos claros, y otros momentos en los que se preferían las tonalidades más vivas. Podían encontrarse realizados en cabritilla o de piel forrada con borreguillo, y los bordados se encontraban entre los favoritos por su especial elegancia. Incluso podían hallarse otros con delicados detalles, como los volantes de seda plisada en sus extremos o los galones bordados. Para el corte y adorno se seguían estrictas normas que pocas variaciones admitían, salvo en el caso del color. El amarillo fue durante muchos años considerado uno de los colores más elegantes

Por su uso cotidiano y su carácter refinado, un ejército de modistas y sastres trabajaron, durante décadas, produciendo guantes hechos a mano, que hacen que estemos ante un accesorio con auténticos tintes artesanos.