Bolsos de tela hechos a mano: una cultura en cada tejido

Los bolsos de tela hechos a mano adquieren formas diversas: bandolera, mochilas, bolsos de mano, bolsos cruzados... Pero todos ellos tienen un elemento en común: los tejidos en los que están realizados nos cuentan la historia de aquellas culturas de los que proceden.

El bolso de tela tiene orígenes muy remotos, pues sabemos que ya en la Edad Media las mujeres de clase alta los empleaban combinados con el resto de su indumentaria. En Latinoamérica los bolsos de tela forman parte esencial de las artesanías de Colombia y las artesanías mexicanas, dos de las más ricas del continente. En este último país, Chiapas es una de las regiones con una producción más rica. Pese a la llegada de los colonizadores, la artesanía latinoamericana indígena ha resistido, y sus modelos de bolsos de tela siempre suelen tener dos denominadores comunes: sus vibrantes colores y su decoración en común con otros elementos de uso cotidiano, como la indumentaria femenina. Los bolsos para mujer, en este sentido, son especialmente llamativos y muy distintivos.

Los bolsos hechos a mano en tela emplean los materiales disponibles en cada contexto, de ahí que sean normalmente piezas asequibles tanto para producir como para que las comunidades locales puedan comprarlos. Por ejemplo, en países con amplia presencia de ovejas, la lana es el tejido más empleado; en otros lugares, como en África, la tela tipo batik, muy barata y fácil de conseguir, es la preferida. Puesto que los bolsos artesanales de tela se trabajan empleando los materiales disponibles en cada entorno, es fácil saber a través de dichos materiales de dónde proceden. Son, así, productos a la vez utilitarios y con una profunda carga cultural.

Con el paso del tiempo, lo que empezaron siendo piezas que se empleaban únicamente para el transporte de materiales o de alimentos se han convertido en auténticas obras de arte, especialmente cuando los mercados occidentales han manifestado su interés por los bolsos de tela tradicionales de diversas partes del mundo.

Hay infinidad de bolsos de tela dependiendo de la zona del mundo en la que nos ubiquemos: por ejemplo, en Marruecos son muy habituales los que emplean elementos de la vestimenta campesina, y también los que mezclan tejido y cuero; en África, sobre todo en su parte occidental, y en Indonesia, el tejido batik es especialmente apreciado; en Latinoamérica se confeccionan bolsos de mano en vivos colores y las famosas mochilas wayuu colombianas, que cada vez es más frecuente ver en estilismos hasta de las bloggers más influyentes en Europa y Estados Unidos.

Los bolso de tela, en todo caso, permiten además subsistir a las comunidades de las que proceden, que con su fabricación presentan al mundo y dan a conocer a muchas personas saberes milenarios y técnicas que a menudo combinan los saberes indígenas con las innovaciones técnicas que impusieron los colonizadores o que progresivamente ha ido introduciendo la modernidad. Todo ello sin renunciar nunca a su carácter y esencia artesanos.